SNL abre su temporada 50 entre el genio de Maya Rudolph y la mediocridad de los sketches
La temporada 50 de Saturday Night Live arrancó con un cold open que fue, sin lugar a duda, el plato fuerte de la noche. Maya Rudolph volvió para meterse en la piel de Kamala Harris, en una parodia que combinaba sátira política con esa ironía característica que solo SNL sabe conseguir. Junto a ella, un elenco lleno de sorpresas inesperadas: Jim Gaffigan como Tim Walz, Andy Samberg como el marido de Harris, Doug Emhoff y el legendario Dana Carvey interpretando a un, cómo no, cuasi senil Joe Biden. Fue un regalo para nostálgicos y superfans, sí, pero también una reflexión mordaz y acertada.
Lo que hizo que esta apertura funcionara tan bien no fue solo la interpretación magistral de Rudolph, sino la energía colaborativa que capturó el espíritu de las mejores cold opens de la historia de SNL. Rudolph clavó el tono de Kamala Harris, las interacciones con Samberg, que aportó ese humor caótico tan propio de su época en el programa, añadieron un buen extra. Sumemos el regreso de Dana: ver a Carvey interpretar a Joe Biden, con esa mezcla entre confusión entrañable y obstinada determinación fue un regalo para los fanáticos de siempre.
Sin embargo, una vez que el cold open terminó, la noche empezó a perder algo de fuerza. Los sketches posteriores, aunque bien producidos, dejaron bastante que desear. Aunque tenían buenos momentos cómicos, no lograron generar las risas a carcajadas que esperábamos en una noche de estreno tan significativa. Parecían depender demasiado de la energía de Smart, pero sin proporcionarle el material nunca el material necesario que la permitiera brillar.
Como digo, el problema no fue tanto con las actuaciones como con los guiones. Después de la frescura y la inmediatez del cold open, la escritura de los sketches cayó en un humor más predecible, sin el tono que caracterizaba al mejor SNL.
En resumen, mientras que el cold open fue un triunfo absoluto, capturando tanto la esencia de la sátira política como el espíritu de SNL de sus mejores tiempos, el resto de la noche fue (salvo algún detalle puntual de un digno Weekend Update) una sombra de lo que esperábamos que fuera la primera entrega de SNL 50. La vuelta de algunos viejos conocidos como Carvey y la genial interpretación de Maya Rudolph fueron sin duda lo más destacado de un estreno que, si bien comenzó con fuerza, lamentablemente no logró mantener el mismo nivel de brillantez a lo largo de la noche.