Time Enough at Last: Pine Barrens, tenemos un problema
Witness Mr. Henry Bemis, a charter member in the fraternity of dreamers. A bookish little man whose passion is the printed page but who is conspired against by a bank president and a wife and a world full of tongue-cluckers and the unrelenting hands of a clock. But in just a moment Mr. Bemis will enter a world without bank presidents or wives or clocks or anything else. He'll have a world all to himself, without anyone at all.
Con esta introducción de Rod Serling comienza Time Enough at Last, casi con seguridad el más conocido capítulo de la mítica producción The Twilight Zone e inapelable contendiente al título de mejor episodio de serie de televisión de la historia.
El problema al que hacía referencia en el encabezado no lo tiene solo Pine Barrens, sino también el humilde redactor que le está dando a las teclas ahora mismo preguntándose si debe saltarse su estricta política anti spoiler. Ganas de hacerlo no le faltan.
Pero vayamos por partes; hay un artículo en este mismo espacio titulado Pine Barrens: ¿el mejor episodio de la historia de la televisión? en el que los signos de interrogación no obedecen en absoluto a razones estéticas. ¿Quienes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Es mejor Pine Barrens o Time Enough at Last? Son todas ellas preguntas de muy difícil o imposible respuesta, aunque la última podría ser resuelta, de una vez por todas, de la siguiente manera: Pine Barrens es el mejor episodio de una serie te televisión rodada en color, y Time Enough at Last es el mejor episodio de una serie de televisión rodada en blanco y negro. De nada.

Time Enough at Last es el octavo capítulo de la primera temporada de la serie y se emitió por primera vez un 20 de noviembre de 1959. El guion fue escrito por el propio Rod Serling, adaptando un relato homónimo de Lynn Venable y lo protagonizó magistralmente Burgess Meredith encarnando a Henry Bemis, un pobre oficinista al que la lectura es lo único que le hace feliz en la vida. Sin embargo, su entorno no solo no comprende la pasión que tiene Bemis por los libros, sino que es constantemente ridiculizado y saboteado en su intento por leer todo lo que se le ponga por delante. Hasta que un día...