'Nace una canción' no es 'Bola de fuego' (ni falta que hace)
Orson Welles dijo en una ocasión que sus tres directores de cine favoritos eran John Ford, John Ford y John Ford. Ante la misma pregunta, yo quizá respondería Howard Hawks, Howard Hawks y Howard Hawks. Es evidente que Welles no pensaba que ninguno de sus otros colegas hubiera hecho méritos suficientes como para mencionarlos o que la diferencia entre Ford y el resto fuera tan enorme.
Aplicando el mismo razonamiento, yo tampoco creo que Hawks ocupe el primer lugar en un podio sin cajón a izquierda o derecha, pero en mi opinión representa en una sola persona todo lo que significa mejor y más variado Cine con mayúsculas.
¿Quién puede presumir, además del director californiano, de haber rodado tantas obras maestras en géneros tan distintos? Westerns, comedias ligeras, film noir, musicales, screwball comedies, aventuras, bélicas… no se le resistía nada.
En A Song Is Born, Hawks cambia a los enciclopedistas de Ball of Fire por musicólogos enfrascados en descifrar la evolución y revolución musical que estaba sucediendo en esos años. El resto, como es habitual en las críticas de esta web, mejor descubridlo vosotros. No es nuestra intención condicionar en absoluto o aportar más datos de los necesarios a quien tenga la suerte de enfrentarse por primera vez a una obra tan especial como esta, donde desfilan nada menos que Louis Armstrong, Benny Goodman, Tommy Dorsey y Lionel Hampton. Un regalo para los aficionados al buen swing.
Una cosa más: ni caso a los que digan que no merece la pena verla por ser inferior a Bola de fuego. Sí, probablemente no esté a la estratosférica altura de la película protagonizada por Barbara Stanwyck pero, ¿cuál lo está?