Netflix y la HFPA ¡Qué escándalo! Hemos descubierto que aquí se juega
Mucho se habla de las dotes premonitorias de Los Simpson y no seré yo quien niegue la mayor, todo lo contrario. Pero Casablanca, a su manera, también acierta casi siempre gracias a la exposición de inapelables verdades universales. La peli de Michael Curtiz, entre otras cosas, es un certero tratado de la condición humana. Y es que no hace falta ser soporífero ni más serio que la muerte para tratar determinadas cuestiones. Chaplin, Wilder, Preston Sturges y un alto número de guionistas del Hollywood clásico no tan conocidos por el gran público (Charles Lederer, Ben Hecht, Charles Brackett, los hermanos Epstein, Howard Koch, etc., etc.) dejaron una invaluable enciclopedia de obligada consulta para quienes quieran comprender el comportamiento de quienes nos rodean, ya sea del vecino de enfrente o de las grandes corporaciones.
A lo que vamos: Netflix se ha plantado ante la Asociación de la Prensa Extranjera (la HFPA, la que entrega lo Globos de Oro) y ha decidido romper unilateralmente cualquier relación con ellos hasta que no demuestren que van a cambiar. Dicho de otro modo, que dejen de ser una panda de racistas, machistas, homófobos y mafiosos. Que dejen de intentar sobornar a otros miembros de la industria. Que les parece mucha casualidad que todos y cada uno de sus 86 miembros sean tan blancos. Que la diversidad brilla por su ausencia...
Pues muy bien por Netflix y todas las organizaciones, asociaciones y particulares que se han unido al veto a posteriori. Justo ahora han decidido actuar. Imagino que los anteriores años, cuando aceptaron encantados participar y recibir premios en los Globos de Oro, los de la HFPA eran un dechado de tolerancia de impecable ética y de la noche a la mañana se convirtieron en ese hatajo reaccionario con el que no se puede ni ir a tomar café. Oh, wait...