Better Call Saul, cuando el spin-off supera al original
Visto lo visto hasta ahora (y todavía quedan seis capítulos que podremos ver a partir del 11 de julio) dudo mucho que haya alguien que no tenga claro que Better Call Saul ha superado, y no por poco, en calidad a Breaking Bad. En cantidad ya lo había hecho con esta magnífica sexta temporada (la serie protagonizada por Walter White se quedó en cinco).
No hace mucho volví a ver Breaking Bad por si su ubicación temporal original pudiera haber condicionado mi opinión sobre ella, ya que se estrenó poco después del final de Los Soprano y, si no recuerdo mal, coincidiendo con la última temporada de The Wire y claro, cualquier cosa puede saber a poco con el regusto de semejantes manjares todavía presente en el paladar y en la retina.
Pero no. Sigo pensando igual; es una buena serie, con muchos momentos brillantes, pero que de ninguna manera puede equipararse a las dos que acabo de nombrar ni, como decía al principio, a su propio spin-off Better Call Saul.
No hacía falta que el espectacular séptimo episodio de la sexta temporada, emitido hace un par de días, confirmara semejante apreciación, pero sí ha servido para poner enérgicamente el último clavo en el ataúd de Breaking Bad como mejor serie de las creadas por Vince Gilligan.